Para empezar vamos a decir que para describir una pérdida auditiva se utilizan algunas expresiones simples y cualitativas como pérdida auditiva leve, moderada, severa o profunda. Sin embargo, expresar una pérdida auditiva como un porcentaje es un error, porque el concepto de porcentaje es lineal y se expresa sobre una base conocida. Por ejemplo, si hablo de un billete de $100.00, la base, el 10% serán diez pesos y el 90% serán noventa pesos.

Sin embargo, en el caso de la audición no existe una base sobre la cual comparar. Si una persona tiene una pérdida severa de 70 dB no podemos decir que tenga una pérdida del 70% La pregunta sería ¿70% de qué? ¿de qué base? Bueno, pues esa base no existe.

En realidad los decibeles se comportan de una manera que no es intuitiva; por ejemplo, cuando la presión que recibe el tímpano se incrementa en 10 unidades de presión (no decibeles), los decibeles medidos (sonoros) se incrementa en 20 dB.

Todo esto suena un poco confuso, por lo que el mensaje es: no expresar las pérdidas auditivas en porcentaje y mejor expresarlas de manera cualitativa: pérdida auditiva leve, moderada, severa o profunda. Además, ofrecer un número abstracto carece de sentido, porque no indica que habilidad específica está afectada, cuánto de esta habilidad se ha perdido realmente, el tipo de pérdida auditiva y hasta qué grado se puede corregir dicha pérdida.

Ing. Cardoso: ¿Entonces, cuántos tipos de pérdida auditiva existen?

En términos generales podemos decir que existen pérdidas auditivas conductivas, pérdidas auditivas neurosensoriales y pérdidas auditivas mixtas. Esta es una clasificación muy general, pero nos ayuda a identificar en dónde se encuentra el daño.

1. En el caso de las pérdidas conductivas está comprometida la transmisión de las vibraciones hasta el oído interno. Algunos recordarán que de chicos jugábamos a escuchar a distancia con dos botecitos unidos por una cuerda. ¡podíamos escuchar a distancia con un simple susurro! Bueno si la cuerda que los unía hubiera tenido un nudo a la mitad, estaría comprometida la transmisión de las vibraciones. Esa es una pérdida conductiva.

El problema puede estar en que el conducto auditivo esté cerrado, no se haya desarrollado, tenga un tapón de cerumen o una fuerte inflamación en el canal auditivo. En cualquier caso la intensidad de las vibraciones que llegan al oído interno disminuyen sensiblemente.

Otro problema puede ser que el oído medio, donde se encuentran los tres huesecitos: martillo, yunque y estribo presente una patología. La más común es un cuadro viral o bacterial severo que produzca la acumulación de líquido en la cavidad del oído medio. Esto hace que la membrana timpánica y la cadena osicular no puedan moverse libremente y la intensidad de las vibraciones disminuye sensiblemente. Es frecuente la presencia de dolor agudo que puede llevar a la ruptura de la membrana timpánica.

El movimiento de la membrana timpánica también puede estar comprometida por cambios en la presión de la cavidad del oído medio como cuando viajamos en avión o cuando vamos en carretera y subimos y bajamos constantemente de altitud. Estos cambios producen una presión negativa o positiva en la cavidad del oído medio que limita la vibración de la membrana timpánica y de la cadena osicular. Es frecuente la presencia de dolor agudo que puede llevar a la ruptura de la membrana timpánica.

Muchas de las patologías del oído medio, incluyendo casos de otoesclerosis cuando la cadena osicular no puede moverse libremente, pueden ser tratables farmacológica o quirúrgicamente, y el pronóstico es generalmente bueno.

 

En algunos casos tenemos la opción de implantar un

dispositivo que vibre y transmita estas vibraciones a través del cráneo estimulando directamente el oído interno.

El uso de auxiliares auditivos, en estos casos, casi siempre tienen un buen pronóstico y, paradójicamente, son los más fáciles de solucionar y los usuarios alcanzan una audición muy buena. Claro que hay de casos a casos, pero esta es la apreciación general que hemos visto a lo largo de 35 años de experiencia y, en todos los casos, siempre hay que consultar a un otorrino de confianza.

2. En el caso de las pérdidas neurosensoriales tenemos un problema mayor, porque lo que está comprometido es la capacidad del oído interno para enviar las señales eléctricas que espera el cerebro para poder construir la experiencia auditiva. Si hacemos una analogía con la vista, estaríamos hablando de un daño en la retina.

El daño específico se localiza en el oído interno, en uno de los más extraordinarios “transductores” que tiene el cuerpo humano llamado Órgano de Corti.

 

 

¿Y qué hace el Órgano de Corti? Bueno, pues recibe la presión del estribo, el hueso más pequeño del cuerpo en la ventana oval, genera una onda en el líquido que se encuentra en la cóclea llamada perilinfa, en su desplazamiento esta onda toca diferentes partes del Órgano de Corti según sea su frecuencia y amplitud y, las neuronas excitadas, producen una sinapsis, que se convierte en una señal eléctrica y ésta viaja por las vías auditivas a las zonas de la corteza cerebral, en donde el cerebro “construye” la experiencia acústica.

Por muy diversas razones, entre ellas la edad, las neuronas internas y externas, llamadas células ciliadas, que forman parte del Órgano de Corti se dañan y van a provocar que el cerebro no reciba el pulso eléctrico que espera.

Lo que sucede entonces es que oímos pero no entendemos. ¿Y por qué oímos pero no entendemos? Porque nuestro cerebro deja de “construir” los fonemas que corresponden a las consonantes suaves como la /s/, la /t/, que no son estimuladas en el Órgano de Corti y entonces oímos igual sesenta que setenta.

Así oye una persona con pérdida neurosensorial

Recordemos que la habilidad de discriminar y entender la voz humana es una habilidad que se adquiere y también es una habilidad que se pierde. De ahí la importancia de no dejar de oír, recordando que también no escuchar es un factor de riesgo en patologías como la demencia.

3. Finalmente tenemos las pérdidas mixtas en las cuales se presenta, al mismo tiempo, una pérdida conductiva y una pérdida neurosensorial. Estas las vemos en casos como la otoesclerosis en las que la patología afecta no solo la cadena osicular, sino también invade el Órgano de Corti. En casos de otitis crónica con frecuencia se producen lesiones en el oído interno, lo cual causa una pérdida neurosensorial.

Ing. Cardoso: ¿Y cómo afecta la pérdida auditiva en la vida diaria?

Por lo general las personas no saben qué parte de las vías auditivas radica su problema pero, en la mayoría de los casos, sentirá que su audición ya no funciona de la manera en que usualmente lo hacía. Las situaciones cotidianas resultan más difíciles de abordar: se dan malentendidos con mucha frecuencia, no se entiende lo que dicen los demás; decimos que la gente habla entre dientes, no escuchamos bien el teléfono y llegamos a no poder escuchar cuando tocan la puerta o cuando suena el teléfono y los sonidos de la naturaleza paulatinamente se van desvaneciendo y no nos damos cuenta de que así está pasando.

Quizás lo más importante es que nuestra capacidad de comunicación con los demás se deteriora y, dado que no entendemos, nos aislamos y evitamos las reuniones sociales y familiares.

La buena noticia es que hoy en día, los avances tecnológicos, nos ofrecen muchas herramientas para superar estos problemas y nos podemos dar el gusto de estar bien y disfrutar de la vida.

Ing. Cardoso: ¿Y qué auxiliares auditivos recomienda?

Pues mire, lo más importante a considerar es si la persona que se los va a adaptar sigue las normas de los centros audiológicos de primer nivel como, por ejemplo, la medición del oído real.

En mi experiencia, los usuarios de los auxiliares Phonak expresan un alto nivel de satisfacción. En el manejo de tinitus, probablemente Widex sea una buena opción. Pero lo más importante es quién los va a adaptar. Adaptar auxiliares auditivos no es como poner lentes; no es picarle a la computadora; no es lo que se aprende como técnico en un curso. Adaptar auxiliares auditivos requiere consciencia de lo que se está haciendo, dedicarle mucho tiempo de calidad, establecer una alianza terapéutica con cada cliente, tener mucha paciencia y una buena dosis de caridad cristiana.

Ing. Cardoso, nuevamente muchas gracias por esta información tan valiosa para nuestros lectores que viven atormentados por este problema. ¿Nos podría decir dónde pueden localizarlo?

En Av. Venustiano Carranza 1120-1 en los teléfonos (444) 811-1128; (444) 831-2154; Celular y WhatsApp 44-42-81-10-11 Mi correo personal: scardosov@gmail. com

Ing. Santiago Cardoso ¡¡Muchas gracias por esta nueva entrevista!!

Es un placer. Verdaderamente espero de todo corazón que esta información le sea de utilidad a sus lectores.